Hablemos de besos

Sin ninguna duda, el mejor beso, el más grande, el más puro, el más auténtico beso de todos los besos es ese primer beso que te da tu hijo, con apenas unos meses de vida, sin ni siquiera saber qué es lo que está haciendo... Quizás sea por eso, porque no sabe lo que es, ni lo que significa, tampoco sabe cómo debe poner los labios para besar... Quizás sea porque en su inocencia, simplemente te lo da.

Después, todo cambia.

Existen besos "por costumbre"... esos besos de "hola" o "adiós" que todos damos, pero que no valoramos hasta que dejan de darse y es entonces, sólo entonces, cuando caemos en la cuenta de que algo ha cambiado, que algo ya no va bien...

Existen besos adolescentes... esos besos que te dejan esa huella del "primer beso" para el resto de tus días porque te hacen olvidar todos los anteriores... esos besos tan tímidos como intensos, tan efímeros como curiosos, tan intrépidos como robados... esos besos que pueden darse a cualquier edad...

Existen besos apasionados, repletos de sensualidad, cálida expresión repartida por todos los rincones de una piel que se estremece...

Existen besos especiales, esos besos que son algo más que un beso, y esos besos acompañados de algo más... ;-)

Pero también existen besos de traición, besos interesados con mucho menos valor que la mayor de las bofetadas, besos que disfrazan y prostituyen de la forma más cruel... besos celosos que se dan para dañar a un tercero sin tener ni idea de quién de los tres es realmente el perjudicado...

Existen besos de todas clases, formas y colores... necesitaría mil entradas para hacer de un beso lo que es...

Siempre volvemos al origen de todo. La vida es un círculo, al menos eso dicen, y para cumplir esta Ley no escrita, los besos también vuelven a su origen. Así como el beso más inocente, más puro y más auténtico es el primero, también lo es el último. Ese último beso, ese último adiós, ese último momento en el que valoras la importancia de un beso.

De un simple beso.

Hablamos de besos?