Rosa azul

Rosa azul

lunes, 13 de julio de 2015

Vulcano





Según Wikipedia, "Los Vulcanos (también llamados Vulcanianos) son una Especie humanoide perteneciente al Universo ficticio Star Trek, originarios del planeta Vulcano (situado a 15 años-luz del planeta Tierra) y conocidos por su estilo de vida basado en la razón y la lógica.

En el pasado, los Vulcanos fueron una Especie apasionada y violenta, incluso más que los humanos, pero con la adopción de la lógica, la meditación y la supresión de emociones, lograron formar una Sociedad próspera y avanzada en tecnología."

Desde hoy, tengo un nuevo reto.

Quiero ser Vulcano (o Vulcaniano). Pero mejor aún. Como los chinos, que todo lo que copian es para mejorarlo.
Desde este preciso momento, no voy a parar hasta conseguir mi objetivo: Ser Vulcano, pero no siempre... Para ello, voy a situar un interruptor imaginario en alguna parte de mí, con dos posiciones.

En la posición "Vulcano", seré capaz de eliminar cualquier emoción. Ya nada podrá afectarme. Ni las palabras, ni los hechos, ni los silencios, ni las indiferencias, ni las falsas promesas, ni las ilusiones, ni las desilusiones, ni las incoherencias...
Ni la estupidez, ni la soberbia, ni la fantasía, ni los conceptos básicos, ni las apariencias, ni mi propio pensamiento, ni el de los demás (que podré saber con solo poner tres dedos en sus rostros), ni la alegría, ni la tristeza...
Sin emociones. Sin espectativas. Mis parámetros reducidos al más estricto pragmatismo de la razón y la lógica. Sin más.


En la posición "Humano"... bueno, esa posición solo la utilizaré para esos casos en los que necesitamos sentirnos mal. Para cuando necesitamos autocompasión. Para escuchar esa canción, para recordar ese momento, para maldecir nuestra vida, para el típico "qué narices has hecho", o para el más típico "tenías que haber actuado así", para pensamientos todavía más típicos... en fin, poca cosa. 

Porque la perfección no existe, e incluso la posición "Vulcano", que tanto atrae, necesita una válvula de escape.

Creo que valdrá la pena.




jueves, 2 de julio de 2015

Imagina



Imagina que puedes controlar el tiempo. Tu tiempo.

Y no me refiero a la capacidad de regresar al futuro, o al pasado, para rectificar lo que ya ha ocurrido, a ver si todo resulta como si de una película con un coche chulísimo se tratara.



Tampoco serían viajes en el tiempo.


Imagina que puedes volver a vivir, cuantas veces quieras, cualquier época que ya has vivido. Dure lo que dure. Sin la posibilidad de cambiar nada. Tan simple como revivir lo que te dé la gana, cuando te dé la gana. Estoy seguro que algunos seres unineuronales revivirían una y otra vez el mejor polvo de su vida, hasta que les aburriera y también se quedaran sin eso...



Imagina poder volver a sentir aquella tarde. Descubrirías aspectos en los que ni siquiera caíste la primera vez. Cada vez que la revivieras, descubrirías más verdad. Verías esas señales que siempre anticipan una consecuencia. Y sobre todo, te darías cuenta si realmente valió la pena aquella tarde.




Imagina que regresas a aquel día. Ese en el que aparentemente no pasó nada, pero que fue el principio de un todo. Aquella decisión. Aquella fortaleza que marcó un antes y un después. Aquellas palabras sin importancia, que te cambiaron la vida....



Imagina volver a mil momentos felices... sin cuestionar nada, sin descubrir nada, sin preguntar nada, sin valorar nada. 



Creo que voy a necesitar más de un deseo.





lunes, 29 de junio de 2015

Algo cambia (II)



Y si solo cambian los sueños...

Y si nada cambia, en realidad,
sería tan simple como dejarse llevar;
No tendría tanta importancia el destino.
Al fin sabría qué significa Itaca.

Y si supiera que no importa el destino,
si supiera que nada va a cambiar
aunque solo cambien los sueños...

Si se terminara el miedo,
podría, al fin, sentarme.
Romper la cuerda floja.
Y disfrutar del viaje...
¿Es tan difícil?





martes, 23 de junio de 2015

Algo cambia




Todo parece seguir como ayer.
Sin embargo, algo está cambiando;
Ahora ya no tengo que irme
cuando el sueño llega a su fin.
Ahora me pides que me quede contigo.

Aunque todo parece seguir como ayer;
Ahora me pregunto cómo anular
el billete de vuelta; es estresante...
Supongo que estoy acostumbrado
a tanto turismo emocional, y me preocupa
no saber quedarme.

Y todo parece seguir como ayer.
y sin embargo, algo está cambiando;
Ahora ya tengo todas las llaves
de todas las puertas. Puedo abrirlas todas.
Ahora soy yo quien te dice, en sueños,
qué llave pertenece a cada puerta.



Todo parece seguir como ayer;
Solo los sueños, su final, está cambiando.

No sé.





viernes, 19 de junio de 2015

A cien kilómetros






Cuando menos te lo esperas, te sorprenden.

Suelo conducir bastante; y he de reconocer que me encanta hacerlo. Y también he de reconocer que me encanta perderme mientras lo hago. Lo único que necesito, es que el depósito de combustible esté lo suficientemente lleno como para llegar a alguna parte que guarde algún recuerdo (y que cuente con una gasolinera, claro).

Hoy amanecí, feliz, a cien kilómetros de aquí.
Mientras volvía hacia mi rutina, en la carretera, una montaña con un tamaño ya importante rodeaba el camino; y como pasa siempre, no existe montaña que impida un camino, y desde lejos observé cómo un túnel abría el paso.




Todos los túneles tienen un secreto, y cuando menos te lo esperas, te sorprenden.
Este guardaba al otro lado una vista espectacular. Allá abajo, iluminado aún con las primeras luces del día, se extendían kilómetros y kilómetros de terreno llano, verde, rojo, marrón y aún amarillo hasta donde se perdía la vista; salpicado por todos los pueblos de la Comarca y desafiante ante el nuevo Sol.

Y recordé aquel otro túnel, mucho más pequeño, que guardaba al otro lado ese Valle Escondido.

Y recordé todos los túneles que había cruzado, y como, cada uno de ellos, te sorprende.

Conduces sin parar; caminas contínuamente, observando lo que vas dejando atrás; unas veces, ni siquiera miras el retrovisor; otras, vas buscando desesperadamente un cambio de sentido, porque piensas que te has pasado tu salida.
De vez en cuando, paras un rato... un café, una comida, unas vacaciones de quince días o quizás dejas todos tus bártulos pensando que esa parada es para siempre, cuando nunca lo es.




Y también de vez en cuando, te encuentras con un túnel. Los túneles son apasionantes; parecen oscuros, y algunos lo son, aunque muchos de ellos ya tengan luz propia.
Hay túneles en los que ya antes de entrar en ellos, puedes ver la luz de la salida... a mí son los que menos me gustan, no vale la pena ni entrar.
Otros te ofrecen seguridad, aunque no veas la salida; llenos de señales en la entrada, de avisos de límites de velocidad, de controles de radar, de semáforos, de flechas indicando el camino, de múltiples carriles...
Otros, ínfimos, oscuros, tallados en piedra sin revestimiento alguno, necesitan un grado de valor elevado tan sólo para asomarse...

Pero todos los túneles, cuando menos te lo esperas, te sorprenden.

Por eso me encanta conducir... y a lo mejor es por eso por lo que me encanta perderme entre lugares que guardan esos recuerdos que, algún día, serán míos.

Y volver a amanecer, feliz, sorprendido, a cien kilómetros de aquí.




miércoles, 17 de junio de 2015

Amanece




"Está amaneciendo.
se me ha dado un nuevo día
para oír, leer, oler y caminar;
Para el amor y la Gloria.
Estoy vivo un nuevo día."

(Hugh Prather)


Para cerrar los ojos, y ver los tuyos.
Para la calma.
Y respirar, y reír, 
levantar la vista y observar...
Los edificios, las nubes, la gente.

Y buscar baldosas de colores...
Y volver a respirar, y volver a caminar.
Sin prisa.
Siempre,
siempre, adelante.





viernes, 12 de junio de 2015

Tres deseos



No sé si soy demasiado optimista, pero... si esta noche, o dentro de un rato, viniera algún Genio de esos que viven prisioneros en alguna Lámpara Maravillosa, y -¿por qué no?- me ofreciera tres deseos a cambio de que lo liberara, frotando suavemente la lámpara...

¿Sabría qué hacer?

En este mismo instante mi cerebro ya está peleando consigo mismo... el hemisferio derecho contra el izquierdo (para que luego digan que apenas utilizamos la parte derecha), y todo ello bajo la estrecha vigilancia del lóbulo frontal.

Vamos a ello. Creo que solo me quedaría uno de los deseos.

Con los otros dos viene el problema. Podría ser pragmático, y utilizar uno de ellos como si de un bucle sin fin se tratara, y pedir que esta noche, o dentro de un rato, volviera a venir algún Genio de esos que viven en alguna Lámpara Maravillosa y me ofreciera otros tres deseos. No sé... demasiados deseos, quizás. O podría pedir la Paz mundial, como si me hubiera convertido en una concursante de Miss Universo. Hum... creo que resultaría poco creíble.



Tengo claro que solo me quedaría uno de los deseos.
Y creo que ya sé qué hacer con los otros dos. Utilizaría el segundo de los deseos para saber qué persona es la mejor persona de todas las personas que habitan este Planeta.
No la elegiría nadie, ni yo mismo, pues toda elección personal estaría condicionada. Sería parcial. Que la elija el Deseo, y por mucha locura que me parezca la elección, no tendría mas remedio que asumirla.

Una vez supiera quién es esa persona, le cedería el tercer deseo, y me olvidaría de quien es y cómo lo utiliza.

Y el primer deseo, ese que guardo para mí, tengo muy claro cómo utilizarlo... Pero no lo voy a revelar por si acaso, no sea que, al decirlo, no se haga realidad.