Rosa azul

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viernes, 12 de junio de 2015

Tres deseos



No sé si soy demasiado optimista, pero... si esta noche, o dentro de un rato, viniera algún Genio de esos que viven prisioneros en alguna Lámpara Maravillosa, y -¿por qué no?- me ofreciera tres deseos a cambio de que lo liberara, frotando suavemente la lámpara...

¿Sabría qué hacer?

En este mismo instante mi cerebro ya está peleando consigo mismo... el hemisferio derecho contra el izquierdo (para que luego digan que apenas utilizamos la parte derecha), y todo ello bajo la estrecha vigilancia del lóbulo frontal.

Vamos a ello. Creo que solo me quedaría uno de los deseos.

Con los otros dos viene el problema. Podría ser pragmático, y utilizar uno de ellos como si de un bucle sin fin se tratara, y pedir que esta noche, o dentro de un rato, volviera a venir algún Genio de esos que viven en alguna Lámpara Maravillosa y me ofreciera otros tres deseos. No sé... demasiados deseos, quizás. O podría pedir la Paz mundial, como si me hubiera convertido en una concursante de Miss Universo. Hum... creo que resultaría poco creíble.



Tengo claro que solo me quedaría uno de los deseos.
Y creo que ya sé qué hacer con los otros dos. Utilizaría el segundo de los deseos para saber qué persona es la mejor persona de todas las personas que habitan este Planeta.
No la elegiría nadie, ni yo mismo, pues toda elección personal estaría condicionada. Sería parcial. Que la elija el Deseo, y por mucha locura que me parezca la elección, no tendría mas remedio que asumirla.

Una vez supiera quién es esa persona, le cedería el tercer deseo, y me olvidaría de quien es y cómo lo utiliza.

Y el primer deseo, ese que guardo para mí, tengo muy claro cómo utilizarlo... Pero no lo voy a revelar por si acaso, no sea que, al decirlo, no se haga realidad.





2 comentarios:

Alicia dijo...

Desear es mantener que eso siga siendo precisamente eso, un deseo.

KангеЛ dijo...

(Exacto) ;-)